NO QUIERO ODIAR

No quiero odiar, pero es parte de mí ser.
No quiero odiar, pero no lo puedo evitar.
No quiero odiar, pero odio. Así de simple.

Es tan fácil odiar algo. Todos odiamos muchas cosas. La pregunta quizás debería ser ¿Qué Amamos? Lo más probable es que cueste más escribir…

Por el momento yo sí odio más de lo que amo. Odio desde el dedo chico de mi pie, hasta la gente que golpea con su “pata” en la micro para que el chofer se apure ¿han notado eso?

En un principio pensé responder algo así como que odio las coles de brúcelas y su olor asqueroso. Pero la verdad es que no odio eso, solo me desagradan y está en mi comérmelas o no, claro que decidí que no.

Al final hice una retrospección o algo así y este es el resultado: odio no ser abierta. Odio no tener fuerza de voluntad. Odio a los que tienen fuerza de voluntad. Odio a los que se atreven. Odio no atreverme… Odio no poder decir las cosas a la cara y odio no haber dicho las cosas a la cara. Y a veces mi odio se confunde con admiración y con envidia, por que a fin de cuentas estoy odiando lo que alguna vez ame. Odio la hipocresía y odio que me mientan. Odio tener que fingir que algo o alguien me agrada. Odio mis bloqueos mentales. Odio querer escribir y que no me salga ni una letra, ni una palabra, ni siquiera algo cercano a un concepto.

Odio tener que odiar. Odio no poder dejar de odiar lo que odio. A veces me odio por odiar tanto, otras tiendo a odiar lo que amo, y eso es lo que más odio…