Historias de un Dul

Las palabras no me creo lo que dicen Mis palabras son el centro del misterio Las palabras nos explican lo que nunca entenderemos Si fue cierto, fue mentira o si al fin fue todo un sueño...

Friday, June 02, 2006

Esas Extrañas Coincidencias...

Una de las mejores películas que he visto en mi vida. "Los amantes del circulo polar". Si la consiguen veanla. O mejor, si se topan con ella de casualidad, mejor. Quizás sea un mensaje. O no...
Últimamente he pensado bastante- no es que no piense, sólo que lo he hecho más de lo común- y justo llego a mí este comentario “no existe ninguna película mala”. Interesante…Y es que es extraña esa afirmación, porque siempre encontramos películas horribles, por ejemplo ésta, cuando la vi, me enamoré, lo comente por todos lados y recibí unas criticas nefastas. Me deprimí, y pensé ¿Cómo alguien puede encontrar esta maravilla mala?
Necesito contarles porque “Los amantes del círculo polar” no puede ser considerada una película mala:
La “coincidencia” es increíble. Es emocionante cuando sientes que hay- que existe- la coincidencia, que alguien más piensa o siente como tu. Y en eso se basa “Los amantes del círculo polar”. En las casualidades que tiene la vida, en las vueltas, las re-vueltas.
Ana y Otto. Otto y Ana. Al revés y al derecho, suenan igual. ¿Fruto de la coincidencia? La historia de estos personajes de nombre capicúa tiene una estructura poco vista en las películas. Es una narración lineal- infancia, adolescencia y adultez- pero a pesar de eso tiene un toque novedoso: dos miradas de una misma situación, dos formas de contar la misma escena, del punto de vista de Otto y por el otro lado, Ana. Es la idea de percepción, de que a pesar que las dos personas estén viviendo exactamente lo mismo, esto es sólo en teoría, pues si ahondamos un poquito, las historias serían contadas con diferencias. Julio Medem- el director- se la jugó por no utilizar el común racconto, sino que encontró una forma inusual, que calza a la perfección con la melancólica historia.
Ana y Otto no son los personajes clásicos. Tienen una cierta perturbación, de esa que se está inundando el cine últimamente. Ya no son los personajes perfectos, ni la pareja con el calce justo. Tienen trancas, son complicados, son reales, se te hacen familiares. Esto hace que la historia sea aun más atractiva, pues en cada paso que dan, está el suspenso del encuentro- del reencuentro- de esa cosquilla que da el “volverse a ver” y el dejárselo todo al azar, que nada esté programado. Lo que me lleva a pensar- y reafirmar- mi creencia firme en que existe algo llamado “destino” y que si hay un boceto de vida para cada uno de nosotros.
Este destino une a los personajes durante toda la película, mientras la historia es narrada por una voz en off, a veces a cargo de Ana y otras de Otto, para así completar el “diario de vida” en conjunto en que se torna el film. Y no es tanto lo que cuentan, sino lo que sus voces emiten, la forma, el modo de expresarse, algo así como el lenguaje corporal, es el “actuar” de las voces.
Aunque no lo crean, y no suene así, es un film oscuro, no es que sea de terror o suspenso, es un drama- no un dramon cebollero- un drama real, de esos que dan escalofríos, que no quieres que termine para no saber si va a terminar mal.
Dentro de las vidas, y del pasado de cada uno, también vamos a encontrar esas “casualidades” que llegan a dar risa, de esas que dan por sentados que algún día se iban a tener que conocer.
No quiero contar la película, no es la gracia, solo hablar un poco de la esencia y de algunos datos que pueden ser importantes para convencerlos de que la vean.
El círculo polar ártico- que es realmente una línea imaginaria- está ubicado en Laponia, que es una región ubicada al norte de Europa y está dividida entre Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia. La gracia y el punto de este círculo es que el sol brilla durante 73 días seguidos en verano y se oculta durante 51 días en invierno y el sueño de Ana es conocer este lugar.
si usted no cree en el destino, puede que al ver este film se convenza de que existe.
Director Julio Medem
España, 1998
Esperando una coincidencia.